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Troyanos 2.0: Mucho más que Intraemprendizaje

troyano Troyanos 2.0: Mucho más que Intraemprendizaje
trojan horse, cortesía de Hugo M. Pereira
Los INprendedores y el intraemprendizaje en general están de moda. Es más, parecen estar bien vistos por el sistema y cuentan con el apoyo de numerosas voces de prestigio e importantes instituciones. Lo siento, pero algo no me encaja. Cualquier movimiento apoyado masivamente por el establishment me parece sospechoso…
A lo mejor me estoy perdiendo en matices semánticos pero hay ciertos oximorones que me cuesta digerir. Recursos humanos e inteligencia militar son dos de estos oximorones clásicos. INprendedor podría ser el tercero.
Porque, ¿qué es en realidad esto del intraemprendizaje? ¿qué es un INprendedor? No está claro pero, por lo que he podido leer, intraemprender es lo que yo esperaría como comportamiento natural de cualquier trabajador del conocimiento con un mínimo de inquietud vital, curiosidad y compromiso profesional. Que la enorme capacidad desmotivadora de las organizaciones, expresada a través de la incompetencia manifiesta de muchos mandos intermedios, acabe neutralizando esta actitud natural, es otra historia.

Si lo referimos al contexto de las organizaciones actuales, intraemprendizaje podría ser la expresión máxima de la resiliencia. A diferencia de la multitud zoombie que puebla hoy día las organizaciones, los INprendedores aún tienen sangre caliente corriendo por sus venas. Intraemprendo luego existo. Eso está bien. No nos vayamos a poner negativos de más.
Pero yo personalmente prefiero a los troyanos. La primera vez que oí el concepto en el contexto organizativo fue a mi colega y amiga @Odilas, una auténtica troyana. Los troyanos no son héroes caídos que sobreviven gracias a su resiliencia. Simplemente no la necesitan. Los troyanos tienen tal nivel de convicción en lo que deben hacer, para qué y cómo deben hacerlo, que simplemente actúan y ponen en práctica aquello en lo que creen, pase lo que pase.
Dice la PNL que hay personas de Afrontar y personas de Eludir. El troyano es definitivamente una persona de Afrontar. Prefiere pedir perdón, llegado el caso, que pedir permiso. No busca convencer, influir, animar, reunir adeptos… Simplemente hace lo que hay que hacer.
Los troyanos son los auténticos motores del cambio en las moribundas organizaciones de hoy día. Son de hecho su única esperanza. Personas anónimas, a las que me refería en un post reciente, que tienen el valor suficiente para contribuir al cambio de forma activa.
Sí, es cierto. El panorama económico actual no está para grandes alegrías y no todo el mundo puede ser un troyano. ¿O sí? No hacer nada es una actitud extremadamente cómoda. Tu jefe, tu empresa, tus compañeros, tu situación personal… Todo son buenas excusas para no hacer nada. Los pactos de incompetencia dan lugar a situaciones muy cómodas pero que no os ayudan en nada ni a tu organización ni a ti.
¿Qué es lo peor que te podría suceder si empezaras desde ya a hacer algo útil por tu organización, aunque fuera al margen de las políticas, procedimientos, normas y directrices habituales? Aunque no lo creas, tu jefe no es tan malo. Un error común es atribuir a la maldad hechos o decisiones que en realidad son fruto de la incompetencia, cuando no de la estupidez. Si tus resultados superan las expectativas más optimistas, nadie abrirá la boca ni moverá un dedo.
Por eso creo que intraemprender no es suficiente. Ya no. No tiene sentido derrochar fuerzas y tiempo luchando contra los dinosaurios organizativos. Es un proceso lento y agotador. Ha llegado la hora de la guerra de guerrillas. Si crees que algo es bueno para tu organización, para tus clientes, para tus compañeros… Simplemente hazlo.
Aunar voluntades, convencer, conseguir aprobación… Todo eso está muy bien en condiciones normales. Pero ahora es demasiado tarde. Ya no queda tiempo. Muchas organizaciones avanzan en línea recta hacia el desastre y la desaparición, aunque no se hayan dado cuenta.
Hay mucho potencial y mucho talento en las organizaciones. Asustado. Decepcionado. Inmóvil. Hay que lograr movilizarlo, que pase a ser parte de la solución y no del problema. Y eso lo consigues dando ejemplo. Por eso los troyanos son la última esperanza, los únicos capaces de hacer lo que hay que hacer. Porque cuando el sistema entero falla, la única salida es la revolución.
Yo conozco personalmente a algunos troyanos, a los que admiro: Andrés, Julián, J. Ramón, David, Javier, Alfonso… Pero sé que sois muchos más. Va por todos vosotros!

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